Diga lo que diga

Comerse un cristal no dolería tanto.
Me insistías en la inspiración; en verborrear sobre el presente cuando me es imposible sentir la necesidad cuando todavía vive, cuando no se padece, cuando sigo sonriendo al sol.

Ahora, me apresuro al mañana, escapando hacia alguna parte. Siguiendo adelante enterrando la última noche entre palabras. Me venciste.

Muere, se escapa y se apagan las luces de aquí. Se esfuman mil calorías al día de insomnio, hambre y silencio.
Mientras tu tienes compañía cada noche, yo quemo el sueño a crucigramas en el techo, arañando el aire, ahogando el recuerdo, golpeando la realidad.

Diga lo que diga, pensarás en lo feliz que estoy.

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