La muñeca infeliz

Iba durmiéndose despacito mientras cosía los indicios que encontró en aquella habitación. Pensaba en la inutilidad del sentimiento cuando cae al suelo cada mañana al despertar. Le irrumpía la soledad al ver su agenda de juguete y su cama vacía.
De nada servían las rosas secas de su álbum del instituto ni todos aquellos amores volátiles ahogados en alcohol. De nada servía la interpretación si su vida era una jodida mentira en la que todos entraban y salían.
Atrapada, luchaba por respirar y amar al vacío. Sola, emprendía viajes y se iba de copas. Siempre sonriente, siempre vestida de rojo. Largas noches disfrazada de trapo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario