Alone with the Alone

Aquella noche, el suelo se hundía, empezando el agua a subir por mis pies. No lograba evadir el estado de shock y a duras penas podía alcanzar la maleta y salvar cualquier valor. Hacía esfuerzos para pensar, para decidir, pero era inútil. Tan solo podía ya correr y dejar que se lo tragara el mar.
Volví dias después con mi traje de buzo a rescatar lo imposible. La frágil luz de la superfície se iba volviendo oscura al descender. La ansiedad empezó a ahogarme, la soledad irrumpió de nuevo mientras el frio iba calando mis huesos. Me dejé llevar por la corriente, de forma casi suicida, aprovechando el resto de oxígeno y descubrí la Nada.
A las seis de la mañana desperté con el teléfono en mano, mas inerte que núnca, y tras observarlo durante algunos segundos lo dejé caer. La claridad de la mañana en sinergia con los destructivos pensamientos, impedían el reposo y tras varios intentos puse rumbo a la salida.

El coche frio y en silencio, me reencontró con la tranquilidad.
Sin saber como, llegué a una playa y en la orilla, al mismo ritmo que el amanecer, y con la melodía incrustada en mis oídos descubrí el error de rescatar el sin sentido.

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