Pensé en saltar mientras se aflojaban los cordones de mis zapatillas, pensé y miré al vacío. Y mientras seguía quitándome lastre, mi mente se aceleraba: imágenes del engaño perceptivo, de las pocas caricias, complicaciones y sin sentidos.
Y desnuda, transformé durante dos minutos una realidad en una fantasía hasta que se volvieron a atar mis obviedades. Me encontré sentada en el olvido.
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